Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Porque el DUERO nos impregna hasta el nombre. Somos hijos del DUERO y ofrecemos una experiencia inigualable a sus orillas.